Los abrazos nos hacen sentir bien. Cuando estamos tristes o deprimidos, un abrazo nos alivia la pena. Cuando estamos felices queremos compartir nuestra alegría con los demás dando abrazos. Pero más allá de que los abrazos nos hagan sentir bien, ¿cuáles son los fundamentos científicos que avalan la “terapia del abrazo”, especialmente en niños?
Empecemos por el principio: ¿Qué es un abrazo?
El fundamento de abrazar es el contacto físico. Pero no es simplemente tocar, es transmitir nuestro afecto, cariño y amor desde nuestro interior, buscando que llegue hasta el interior de quien abrazamos. Un buen abrazo es como conectar el alma de las personas.
Los miedos infantiles son inevitables pero si el niño cuenta con el apoyo y la paciencia de sus padres, el miedo sólo será una palabra de 5 letras. Es necesario que el niño sienta confianza en alguien sí controlables si el niño cuenta con la confianza y la ayuda de sus padres y cuidadores.
Sigue esos 9 consejos y recomendaciones para que los niños superen los miedos con la ayuda y la orientación de los padres:
1 – No asustes a tu hijo con historias de ogros, de fantasmas, de brujas, etc., principalmente antes de acostarle. Tienes que decirle que estos personajes solamente existen en los cuentos y películas…
2 – No te rías de los temores que tu hijo expresa. Si ridiculizas o burlas de su miedo disminuirá su confianza. Frases como No seas tonto, niños como tu no deben tener miedo de eso, o No tienes vergüenza de tener estos miedos…, no contribuirán para disminuir el temor que él siente. Al revés, le desanimará a compartir sus temores contigo.
3 – No transmita más miedo a tu hijo del que ya tiene. Él necesita tener su seguridad y confianza. No ignore sus miedos. No le mienta, por ejemplo, diciéndole que una inyección no le dolerá o algo parecido. Si mientes sobre una situación de miedo le producirá más temor. Ayúdale a prepararse para enfrentar la situación con la verdad y con honestidad. Si tu hijo tiene miedo de irse al colegio, oiga sus razones, llévalo de visita a la escuela, enséñale su clase y habla sobre lo mucho que irá aprender allí.
4 – No obligues a tu hijo a pasar situaciones que él teme. Los miedos no se superan enfrentándose a la situación de una vez por todas. En lugar de ayudar, algunas veces esto intensifica el miedo. Tu hijo tiene el derecho de acostumbrarse poco a poco a situación que él teme. No le obligues ver una película de la cual él tiene miedo, o que acaricie a un perro que no le gusta, o que se monte en una montaña rusa cuando vayan a un parque de atracciones.
5 – No transmita sus temores personales hacia tu hijo. Si tienes miedo a las arañas, tu hijo puede sentirlo. La forma en que enfrentas tus propios miedos le da a tu niño el patrón a seguir para enfrentar situaciones similares. El miedo también se aprende.
6 – No le llames de cobarde o infantil a tu hijo si se muestra temeroso ante cualquier situación. No le ridiculices. Eso no le ayudará en absoluto. Le hará sentirse inseguro, necesitado de cariño, solitario y sin comprensión.
7 – No le obligues a afrontar su miedo en solitario. Este es un tremendo error. Nunca obligues a tu hijo a entrar a oscuras en su habitación si no quiere hacerlo. Provocarás un aumento de su ansiedad y contribuirás a alargar ese miedo e incluso a perpetuarlo. Además, el sentimiento de no ser capaz de afrontar la situación no le dejará sentirse orgulloso de sí mismo.
8 – No le des demasiada importancia. Si cada vez que veas un perro te interpones entre tu hijo y el animal e insistes en que tu le defenderás, el niño acabará pensando que todos los perros son realmente peligrosos y no podrá superar su miedo.
9 – No ignores los miedos de tu hijo. Si así lo haces, el niño se sentirá perdido y solo. No encontrará la forma de enfrentarse al problema y percibirá por tu parte desinterés y falta de cariño y de atención.